domingo, 13 de noviembre de 2011

Besos y dedales

Os dejo un trozo de El beso de Margaret, intento de novela en la que estoy "trabajando" junto con Daniel (y su historia de amor con Víctor) y junto con mi guión que pronto será corto si todo va bien (además es trabajo obligatorio para la uni)...Isla está dormidita en brazos de su hermana Julia y me da pena despertarla. Además sé que Sebastián las mira con arrobo y deleite mientras fuma de su pipa de opio (ya retomaremos esa historia) Esto, es sobre la mente de los niños, los adultos y cómo todo podría ser más hermoso. Es una historia dentro de otra historia. Tiene algo que ver con Peter Pan, la infancia perdida y las ansias de Lucy por regresar a ella. Es una historia muy, muy, muy documentada a base de libros de psicología infantil de literatura específica y muuuuchas cosas que han creado un collage muy guay.
Creo que os gustará, aunque alguno le haya cogido cariño a Isla también piensa
¡Deseando haceros disfrutar!


Comprendes que no tiene nada que ver contigo cuando cumples los dos años. Es el principio del fin. En ese momento sabes que tienes que crecer y que es inevitable. No puedes ser una niña adorable de manitas rechonchas y ricitos dorados toda tu vida. Creces, te olvidas de ser insensible e inocente y pasas a comprenderlo todo, o al menos eso crees. Siempre pensé que eso es lo peor de las personas mayores, que creen comprenderlo todo. Hablan de altas finanzas como si eso fuera lo más importante del mundo. No es que lo sea, es que creen que lo es. Les cuentas lo bonito que tiene el pelo la sirena de la laguna y, con una sonrisa sabionda, sin mirarte siquiera, te dicen que no existe tal laguna. Te quedas mirando por la ventana esperando el milagro. ¿Y si los adultos recordaran que un día fueron niños? ¿Podrían tal vez recordar que en una ocasión fueron inocentes e insensibles? Sería realmente halagador para los niños que una mañana todo el planeta se llenara de besos y dedales. Que los adultos recordaran sus sueños más recónditos, más delicados, y los acariciaran con ternura, rieran un rato largo y después salieran todos juntos a jugar de la mano, olvidando sus diferencias del día anterior. 
Los adultos creen que sólo ellos están solos alguna vez. Nadie comprende que también es duro ser niño. Nadie comprende que también los niños se sienten solos. Por las noches abren la ventana a la espera del milagro. Yo lo hice tantas veces, en mi mente, una ventana dulcemente abierta, y una playa llena de fantasías maravillosamente tangibles. Besos y dedales por todas partes, juegos y aventuras infinitas, el sueño enamorado de una niña, la felicidad de estar al lado de ese niño maravilloso que tanto se parece a los besos olvidados de una madre ausente.
Sería tan sencillo reservar un trocito del cuerpo para ese niño que fuiste y sacarlo a la luz cuando todo vaya mal...













Abrazos, 

Sargenta Pimienta

1 comentario:

  1. Muy bonito el pedacito de texto que nos has dejado de "El beso de Margaret", me ha recordado a "El Principito" lo que comentas sobre los adultos y que han olvidado que una vez fueron niños.

    Sobre Lost in Translation, a nosotros también nos la puso Mariano en el curso de guión ;) en específico la escena del final, cuando Bob le dice algo al oído a Charlotte y el espectador no lo escucha... nos dijo que era una de las elipsis más importantes del cine, junto a la del comienzo de Odisea 2001, y como no es necesario a veces decirlo todo con palabras, sino dejar que el espectador imagine, y que gracias a una imagen puedes transmitir una idea igualmente.

    un saludo! :)

    ResponderEliminar